Cuando el pensamiento «mágico» (ver: Pensamiento mágico en tiempos del COVID (2 de 3)) no basta, el psiquismo comienza a desarrollar estrategias mentales que le permitan tomar el control de la situación que lo amenaza. Esta es la defensa obsesiva en toda su manifestación. Ante la imposibilidad de actuar en la realidad para procurar la seguridad y neutralizar el peligro, la mente comienza a generar pensamientos que me tranquilizan porque me generar la sensación de estar retomando el control de la situación que realmente está fuera de mis manos.
Este tipo de defensas las vemos con claridad ante la contignencia sanitaria que vivimos. Mucha gente se tranquiliza al escuchar o leer explicaciones «lógicas» que le den sentido lo que está pasando. Entender la realidad es un requisito básico para calmar la angustia ante la incertidumbre. Cuando la ciencia o la religión (o cualquier Otro significativo a quien yo le confiera autoridad) me explica las razones por las cuales pasa lo que que pasa, me calmo.
Evidentemente habrá diversas variables en juego en cuanto a cómo elijo ese agente externo a quien le confiero una autoridad y por lo tanto voy a creer en lo que diga o escriba. Algunos solo confían en la ciencia dura y exigen datos empíricos que demuestren lo que se dice. A otros les basta que una persona de su admiración o estima diga algo para creerle. Un grupo intermedio será capas de escuchar diversas opiniones o revisar datos y sacar sus propias conclusiones.
Aquí nuevamente podemos observar desviaciones hacia la obsesividad y el comportamiento compulsivo cuando las explicaciones que busco y obtengo lejos de calmarme me alarman mas. Cuando esto ocurre, el pensamiento comienza a desarrollar teorías tremendistas en las que elimino la incertidumbre sustituyéndola por certezas sobre una realidad apocalíptica en la que yo mismo me provoco miedo y por ende comienzo a sobreinterpretar la realidad desde esta perspectiva pesimista. Esta es una de las razones por las que es muy importante cuidar la calidad y veracidad de la información que leemos y difundimos por redes sociales, ya que los materiales sensacionalistas generan más caos del que la realidad ya presenta.
Evidentemente si los pensamientos tremendistas se articulan con los pensamientos paranoides que trate en el post anterior (_____) tenemos las teorías de la conspiración. Estas pueden parecernos divertidas en las películas de ciencia ficción, pero en la vida real pueden generar comportamientos poco favorables ya que la paranoia colectiva tiene a exacerbar la agresividad y la necesidad de buscar culpables a quienes se buscará «hacer pagar» por la frustración causada.
Regresando al pensamiento asertivo, una vez calmada la ansiedad frente a la incertidumbre, el pensar me permite desarrollar estrategias para «sobrevivir» el confinamiento o incluso volverlo productivo. Si en este nivel se articula además la creatividad y la capacidad para la sublimación, el individuo puede generar oportunidades en la crisis, encausando el pensamiento estratégico hacia acciones realistas que además de tranquilizar el miedo frente al peligro, generar bienestar.
Las personas que están «aprovechando» el encierro ya sea para hacer ejercicio, arreglar su casa o emprender nuevos negocios están utilizando estas defensas obsesivas que podemos denominar asertivas, sanas, «al servicio del Yo». Evidentemente habrá también quien utilice la misma realidad para torturarse con pensamientos tremendistas que pueden provocar serios problemas de salud mental.